jueves, 19 de junio de 2014

Educando a niños felices

Este es un tema complicado porque hay muchas opiniones sobre él y desde luego, a todo el mundo no le sienta bien que le den consejos sobre como mejorar el tipo de crianza que aplica a su hij@ o familiar, o piensa directamente que no debe mejorarlo.

Ninguna persona se encuentra en posesión de la verdad y por tanto, todos los consejos que puedan darse siempre son opiniones, que se dan con la mejor intención posible.

Lo que sí esta claro es que un niño feliz es capaz de hacer cualquier cosa que se proponga. Un niño seguro de sí mismo, con confianza, y apoyo de sus padres se criará siempre más feliz.

Seguro que no será la última vez que hablo de este tema, porque es muy extenso y da para mucho, además de que me parece muy interesante.




Algunos de los puntos o claves que creo se deberían tener en cuenta para educar a niños más felices son:

-Aprendemos por imitación: Todos tenemos problemas, no todos los días podemos levantarnos con una gran sonrisa aunque queramos, pero sí podemos controlar qué hacemos y decimos delante de nuestros hijos, si evitamos las peleas y los gritos, no verán la necesidad de hacerlo; si leemos, tendrán interés por leer.

-Cambia el NO por una frase en positivo: ¿Cuántas veces hemos oído/dicho?: No toques eso, no manches el sofá, no vuelques el vaso, no corras, no saltes, no te limpies con la mano...
Aunque parezca una tontería, a nadie nos gusta que nos digan NO. Como bien se dice en coaching, está comprobado que los comportamientos son el resultado de los pensamientos. Todos los pensamientos negativos van a conducir a actos negativos, y éstos conllevan consecuencias dañinas. Por tanto, ¿qué tal si cambiamos el: "No corras" a "Si corres, podrías caerte"?.
Parece demasiado complicado, pero sólo es cuestión de abrir nuestra mente e intentarlo.

-Evita las etiquetas (malo, pegón, tonto... etc):  puede parecer una nimiedad decir que esto debe evitarse, pero a veces se dice a modo de "broma" o sin pensar. Sin embargo para ellos no significa una broma, sino que asumen ese papel y se modelan en torno a él.

-Cuidado con los castigos: En primer lugar debo decir que los castigos (tradicionalmente como tal), bajo mi punto de vista no sirven de nada. El famoso "rincón de pensar" sólo excluye, genera rabia y frustración, pero no soluciona el problema. El "te quedas sin dibujos, sin juguetes..." sin dar ninguna explicación ni solución tampoco. No hace falta discursar ante el niño, pero sí, explicarle qué ha pasado y qué debe mejorar. El castigo sistemático sólo provocará más conductas disruptivas y mayor frustración.

-Hazles sentirse valiosos: Son niños pero no inútiles, es decir, pueden ayudarte y hacer muchísimas cosas. Es muy bueno que se impliquen en las tareas de casa, como por ejemplo: poner la mesa, ayudar a hacer la lista de la compra, secar algún plato, guardar su ropa... Por supuesto, después de esto merecen escuchar lo bien que lo han hecho y que no hubiera sido posible hacer esa actividad sin su ayuda.

-Escúchales: Aunque lo que te vayan a contar sean cosas como que Peppa Pig se ha revolcado por el barro o lo bonita que es una piedra que han encontrado, les encanta que les escuches y sentirse interesantes. De hecho, a todos nos gusta. Es normal que a veces, por nuestro estilo de vida no podamos estar las 24h del día que a ellos les gustaría escuchando sus historias, pero siempre podemos sacar un pequeño rato con conciencia plena en ellos para que nos cuenten sus aventuras.

-Valóralos por sus sentimientos y valores y no por sus conductas: Estáte orgullos@ de un niño/a que comparte, es solidario, quiere a su familia y amigos, respeta a los animales... y no lo juzgues porque no recoge los juguetes, no se come toda la comida o "no hace caso". Transmite esos mismos valores que quieres ver reflejados en él a través de tus palabras y tus actos.

-Las comparaciones son odiosas: A veces nos resulta inevitable comparar lo bien qué hace cierta cosa su herman@, prim@, vecin@, lo mayor o guapo que está y sin embargo él/ella no, pero es algo que hay que evitar. Las comparaciones suelen hacerse con el fin de cambiar una conducta inadecuada, pero al fin y al cabo terminan por no servir para nada más que para crear en el niño un sentimiento de inferioridad y malestar. Es mucho mejor decir directamente aquello que pensamos que se debería cambiar con un tono positivo y dialogando con el niño. Además, nadie es perfecto, no intentemos convertirlos en algo irreal.

-Deja que se equivoquen: Equivocarse significa aprender. Es necesario que exploren y se caigan, se manchen, y que aprendan de las conductas que quieren hacer y no sólo de las las que se les mandan. Si sienten que a pesar de que se hayan equivocado, nosotros estamos a su lado, se sentirán más seguros y autónomos.

-Ayúdales a expresar sus emociones: Igual que es genial sentirse feliz, también es bueno estar triste, enfadado... porque nos ayuda a identificar qué nos hace sentir así y poder mejorar. Por ello, si tu hij@ se enfada, si quiere, dale tu apoyo para comprender qué razón le hace sentirse así y como puede cambiarlo. Si insistimos en que no llore, no se enfade, no patalee... estarán reprimiendo sus emociones y esto no traerá consecuencias positivas.

¡Espero que os sea útil!

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